Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina destacan el rol de los predadores y parásitos como enemigos naturales y agentes de control biológico en el cultivo de Algodón. Además, recomiendan favorecer los ambientes naturales como montes y arbustivas o siembras de borduras con maíz o sorgo. Eficiencia, sustentabilidad y bajo costo, entre los beneficios de aplicar esta estrategia.
Frente a un mundo que se pone como meta incrementar la sustentabilidad en todas sus actividades, resurgen alternativas que estrechan la relación de la humanidad con la naturaleza, al punto de conocer las características de ambientes, cultivos e interacciones biológicas y comprender los ciclos productivos. Así, surge un nuevo enfoque en la protección vegetal basado en criterios ecológicos y económicos para resolver los problemas de la sanidad de los cultivos: el manejo integrado de plagas. Disminuir la dependencia de sustancias químicas y un mejor aprovechamiento de los recursos del sistema, entre los objetivos.
El control biológico es un método de manejo integrado de plagas de “gran potencial” en el cultivo del algodón. Emplear predadores y parasitoides pueden evitar que una población de plagas alcance niveles de tratamiento y representa un control más barato, eficiente y sustentable que el proporcionado por los insecticidas. La mayoría de los insectos plaga del algodón tienen sus enemigos naturales, los que pueden tener una mayor o menor importancia como agente de control. El inconveniente es que suelen ser “poco conocidos” y no son tenidos en cuenta por los productores para controlar las plagas de insectos.
Entre los insectos benéficos que se pueden utilizar para el control biológico están los predadores y a los parasitoides, se diferencian según las actividades biológicas en relación a sus presas y cumplen un rol fundamental las vaquitas, crisopas, chinches, moscas, avispas y arañas, entre otros tantos, en el control de plagas del algodón.También es de gran importancia para los pequeños productores de algodón, la presencia de montes y otras vegetaciones arbustivas naturales rodeando el lote de producción lo que genera una alta diversidad biológica. En este sentido la siembra de “borduras” a base de maíz y sorgo producen similares efectos en lotes agrícolas.
Insectos benéficos: tan variados como beneficiosos
Existen más de 600 géneros de 45 familias de artrópodos predadores en cultivos de algodón del mundo. En algún momento del ciclo, cazan y matan a sus presas en forma directa, para alimentarse con el fin de completar su ciclo de vida.
Los parasitoides, por su parte, pueden ser especialistas en una sola especie huésped o en varias especies relacionadas, o bien pueden ser generalistas, atacando muchos tipos de huéspedes. Por lo general, atacan a insectos más grandes que ellos, colocando sus huevos interna o externamente sobre sus cuerpos, de las que sus larvas al nacer se comen la mayoría o la totalidad de sus anfitriones.
Entre los predadores de mayor presencia, se destacan las vaquitas o mariquitas. Mientras que en el mundo se registran alrededor de 6 mil especies, en la Argentina sólo se encuentran 125 especies. En su ciclo de vida, cada uno de estos insectos pueden comer entre 1.000 y 2.400 pulgones.
A pesar de su preferencia por los pulgones, pueden alimentarse de otras presas como vaquitas jóvenes, huevos de orugas, huevos de escarabajos, ácaros, trips y otros pequeños insectos, lo que los destaca como enemigos naturales muy valiosos. Las crisopas son predadores voraces en sus fases larvales, poseen un alto potencial reproductivo, aparición en todas las campañas, tienen gran movilidad y capacidad para buscar presas. Se alimentan de pulgones, ácaros, moscas blancas y huevos y pequeñas larvas de orugas capulleras y gusanos cogolleros.
Entre los parasitoides, se destacan las moscas taquinidas que disminuyen las poblaciones de insectos plagas como chinches, orugas capulleras, de la hoja y cogolleros que atacan el algodón. Por su parte, la avispita parásita ataca principalmente al pulgón. Además, los parasitoides del género Encarsia se consideran los parasitoides más importantes de mosca blanca. Las Trichogramma son diminutas avispitas ejercen un control altamente satisfactorio de los huevos de Heliothis, efecto que se extiende hacia los huevos de otra plaga del algodón como la oruga de la hoja.