El informe presentado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA) determina las pautas para detectar la mancha negra a tiempo y evitar pérdidas en la citricultura. Se trata de una enfermedad que preocupa al sector citrícola por su complejidad y difícil detección a campo, además de las restricciones y controles impuestos por la Unión Europea. Recomendaciones técnicas para establecer las medidas más apropiadas para su manejo y control.
Causada por el hongo Phyllosticta citricarpa, la mancha negra de los cítricos es una enfermedad que genera gran preocupación entre los productores por su complejidad y difícil detección a campo.
Tal es así que hubo recientes detecciones en destino que impulsaron una decisión voluntaria conjunta entre el Senasa y la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (ACNOA) se suspendió la exportación de limones argentinos con destino a la Unión Europea por lo que resta de la temporada. En este contexto, el INTA brindan una serie de recomendaciones para su manejo y control.
Es fundamental el conocimiento de la biología de la enfermedad para establecer las medidas más apropiadas para su manejo y control. En este sentido, la importancia de realizar monitoreos permanentes para detectar a tiempo la presencia de este hongo en los lotes. Cuanto más temprano se advierta su presencia, más fácil será su manejo, incluso muchas veces a pesar de numerosos esfuerzos, no se logran niveles satisfactorios de control y la enfermedad se manifiesta en lotes donde está presente el hongo.
Para evitar esto, se recomienda eliminar la hojarasca o acelerar su descomposición, realizar podas sanitarias, evitar el traslado de ramas o cualquier material cítrico de un lugar a otro y eliminar frutos que hayan quedado sin cosechar. Además, aconsejó mantener la plantación con un adecuado plan de nutrición y riego.
Los aspectos epidemiológicos que favorecen el incremento de la enfermedad son: el largo periodo de caída de hojas y liberación de ascosporas, presencia permanente de fuente de inóculo y tejido susceptible, largo período de latencia de la enfermedad (manifestación de síntomas) y dificultad en el diagnóstico.
Una vez establecida la enfermedad en una quinta, la erradicación del hongo se considera imposible. Es importante integrar prácticas y desarrollar nuevas estrategias de control, a fin de mantener la enfermedad en niveles bajos y evitar su dispersión hacia lotes donde está ausente.
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