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Vegetal

Estudio INTA: Importancia de los cultivos de cobertura

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INTA Informa Crédito: INTA Informa

El reciente estudio publicado por el Insituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA) de Cañada Gómez (Santa Fe) sobre los cultivos de cobertura y su importancia para proteger el recurso suelo.

Los beneficios de realizar cultivos de cobertura durante el invierno que aportan la avena y la vicia en las rotaciones de soja y su posterior incorporación, mejora los balances de agua y de nutrientes para el cultivo estrella de la Argentina. Además, protege la superficie de la erosión hídrica que es el tipo de erosión que más daña los suelos.

En el sur de Santa Fe, los tres cultivos más sembrados son soja de primera, trigo y maíz. Sin embargo, la relación entre las superficies de cada uno varió considerablemente en las últimas décadas, al igual que en gran parte de la región pampeana. “Si comparamos las dos gramíneas, el maíz creció significativamente más que el trigo. En 1988/89 se sembraban 4,2 hectáreas de trigo por cada hectárea de maíz, mientras que en 2018/19 esa relación disminuyó a 1,1”, comparó Capurro.

En la actualidad, el 75 % del área sembrada se ocupa sólo con cultivos estivales. “En estos esquemas, los períodos de barbecho –sin cultivo– se prolongan en un ciclo no menor a seis meses, desde principios de otoño hasta la primavera, según el cultivo implantado”, indicó Capurro y aclaró: “Esos barbechos se mantienen libres de malezas con la aplicación de sucesivas mezclas de herbicidas, en especial para controlar especies resistentes a los productos más utilizados”.

Un estudio realizado en la localidad de Correa –sur de Santa Fe–, durante seis años consecutivos y en una secuencia soja-soja determinó que la incorporación de cultivos de cobertura (CC) mejoró la capacidad de recarga de agua en el perfil, lo que derivó en mayores contenidos de agua en el suelo durante el ciclo de la soja.

“Durante el ensayo trabajamos con los siguientes cultivos de cobertura: trigo pan (Triticum aestivum), avena (Avena sativa), vicia (Vicia sativa), avena + vicia y un tratamiento control (sin cultivos de cobertura) con barbecho químico”, indicó Capurro y explicó que las gramíneas produjeron más materia seca, con una media de 7.441 kilogramos por hectárea, pero la leguminosa aportó casi un 50 % más de nitrógeno con un promedio de 148 kilos por hectárea. La mezcla de gramínea y leguminosa presentó valores intermedios entre ambas especies, tanto de materia seca como de nitrógeno.

“El tratamiento testigo sin Cultivo de Cobertura fue muy ineficiente en el almacenamiento del agua de las precipitaciones; se dedujo que una elevada proporción de las lluvias caídas en el barbecho tradicional se perdió por escurrimientos superficiales, filtración profunda y/o evaporación”, expresó la especialista del INTA.

En contraste, las parcelas con Cultivos de Cobertura mostraron una mayor capacidad de recarga de agua en el perfil, en comparación con la parcela testigo. “Esto permitió la obtención de óptimas implantaciones del cultivo de soja en los seis años de estudio”, acentuó Capurro.

Los rindes de la oleaginosa mostraron una relación altamente significativa con las precipitaciones registradas durante el ciclo del cultivo estival y promediaron los 4.000 kilos por hectárea. No obstante, Capurro destacó que “en cuatro de los seis años evaluados, la soja sobre vicia rindió más que la soja sin cultivos de cobertura”.

De acuerdo Capurro, estos resultados muestran la importancia de la mezcla de especies para los CC. “En este caso, las gramíneas aportaron su elevada producción de materia seca y la leguminosa su significativo aporte de nitrógeno”. En definitiva, “se suman los beneficios a la biomasa producida y a la cobertura lograda”, consideró.

Fuente: INTA informa
CULTIVOS DE COBERTURA MANEJO DE SUELO SUSTENTABLE
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