El Girasol ha sido uno de los principales cultivos oleaginosos en el sur de Sudamérica, pero en los últimos años en algunas zonas productivas el área sembrada ha alcanzado a su mínimo histórico, pero como todo es cíclico, ahora asoma con mucho interés y es una muy buena opción productiva en las rotaciones de cultivos con fuerza comercial.
El Girasol es un cultivo que se produce en los meses de verano en Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, presenta un alto potencial productivo con gran interés comercial. En Paraguay el cultivo puede desarrollarse con siembras invernales-primaverales pero también es una importante opción para el “cultivo de zafriña” con siembras de enero-febrero.
Fue uno de los principales cultivos oleaginosos en área sembrada de la región sur de Sudamérica. A comienzos del 2010 ha perdido interés productivo por distintos factores: rendimiento, sanitario y otras especies con mayor rentabilidad. Todo esto ha provocado que el área sembrada disminuya considerablemente en el último lustro.
En la zafra 2018/2019 hubo indicios de que comenzó a aumentar el interés productivo en algunas regiones, en Argentina se obtuvo la mayor producción de la última década con casi 4 millones de toneladas (Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario). En Paraguay a fines de los 2000 se alcanzaron a sembrar unas 194.000 ha hasta llegar a estimaciones cercanas a las 30.000 ha por año en la zafra 2016/2017 (Fuente: Capeco). En Uruguay de acuerdo a las estadísticas agropecuarias (DIEA-MGAP) el último año que se encuestó fue en 2012/2013 con unas 2.000 ha sembradas.
Argentina históricamente ha sido un neto exportador de este producto. Uruguay en 2012 y 2013 importaba unas 4.000 a 5.000 toneladas de aceite de girasol que representaban entre 5 y 6 millones de dólares por año. En cambio, pasó a importar en 2017 y 2018 alrededor de 20.000 toneladas de aceite de girasol por año, lo que representa unos 16 millones de dólares. Lo que vislumbra un interés comercial y un incentivo para la producción nacional.
En algunos países compradores de girasol se ha incrementado la demanda por este producto. Por ejemplo: en México el comercio se vio beneficiado dado que es un país básicamente importador y que solo se autoabastece con menos del 10% de la producción (Fuente: Sagarpa, 2017). El remanente lo importa de grandes productores como Estados Unidos y Argentina, pero hay una alta dependencia de los acuerdos comerciales. Otros países históricamente importadores han sido España, Países Bajos y Turquía.
El desafío para la producción en la región sur de Sudamérica es el paquete tecnológico con un adecuado manejo sanitario que permita desarrollar el cultivo. La búsqueda varietal con altas exigencias de la industria, con buenos rendimientos y adaptadas a las condiciones locales de producción es uno de los principales cometidos de las empresas semilleristas. En los próximos años podrá ser una opción para los agricultores y así poder diversificar los sistemas productivos en los cultivos de verano.
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